Tras mi ingreso en la Federación Madrileña de la AIT, comencé a sufrir
persecuciones y despidos por parte de distintas imprentas hasta que en 1874
conseguí acceder a la presidencia de la Asociación General del Arte de Imprimir. Desde este puesto comencé a
preparar desde la clandestinidad un nuevo partido político de corte
obrero-socialista, que culminé el 2 de mayo de 1879 con la fundación del PSOE en la taberna Casa Labra situada en la calle Tetuán, a la que asistieron veinticinco compañeros:
dieciséis tipógrafos, cuatro médicos, un doctor, dos joyeros, un marmolista y
un zapatero.
Llevé una vida de gran austeridad, identificado con la pobreza de la clase
trabajadora de aquellos años. Durante un tiempo, llegué a vivir en la redacción
de El Socialista, órgano
de expresión del partido obrero y que sirvió para articular el socialismo español
en los años de surgimiento.
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